La combinación especial de agua, temperatura y sol de julio hacen aflorar 'ceps', 'rovellons' y 'carreretes' | El Pirineo recibe en agosto a los primeros seteros y se adelanta la venta a pie de carre
Rovellons, ceps, rossinyols, carreretes... Son especies de setas que han empezado a aflorar en las comarcas del
Pirineo catalán a destiempo o mucho antes de lo que tocaría. Bolets precoces que han asomado a la superficie aupados por un clima más
propio del otoño que del verano. Y esa combinación especial de agua, sol y temperatura ha despertado también a los seteros, que han adelantado
el desembarco a los bosques. Esas escapadas han tenido su premio y muchos buscadores han recogido ya sus primeros botines en bosques de la Ribagorça, el Alt Urgell, los Pallars y Aran. En esas
comarcas se han montado también, antes de tiempo, los tradicionales puestos a pie de carretera para vender al turista de agosto las primeras setas de la temporada. En El Pont de Suert esta semana
el cep se vendía en esos puestos a 35 euros, y el rossinyol -cuya campaña está siendo excepcional-, a 15 euros.
Juan Martínez, investigador del Centre Tecnològic Forestal de Catalunya, experto en micología, considera "lógico" el temprano nacimiento de ejemplares de estas especies en cotas altas de los
Pirineos "por el clima que hemos tenido durante el mes de julio". Aunque augura que también será "lógico", visto el tiempo de las últimas jornadas (con menos lluvia y más calor), que algunas
especies como el cep "desaparezcan de los bosques en cuestión de días para reaparecer a finales de agosto o en septiembre, que es cuando toca recogerlos". En cambio con el robellón
podría pasar lo contrario. "Las lluvias de julio podrían favorecer aún a esta especie y no será extraño que sigan naciendo los próximos días", augura Martínez.
Aunque en inicios de campañas tan atípicas como la de este año la recolección de esas setas tan precoces "queda reservada para los buscadores más expertos, que conocen muy bien los puntos donde nacen los primeros ejemplares", apunta este investigador del Centre Tecnològic Forestal de Catalunya, con sede en Solsona.
Los puestos que han empezado a aflorar ya en las carreteras tienen, en estas fechas, clientes asegurados. La primera quincena de agosto es la de mayor ocupación hotelera en las comarcas de
montaña de Lleida y Girona, que es donde más abundan estos puestos ambulantes. Otros años esos puestos no se montaban hasta finales de este mes o principios de septiembre, cuando ya hay menos
turistas en esas zonas. Para los hoteles y restaurantes, la aparición de estas primeras setas supone también la mejor de las campañas para atraer a público a esos negocios.
Lo que más abunda este verano son los rossinyols, que en uno de los puestos montados en El Pont de Suert se vendían, estos días, a 15 euros el kilo. Un precio que puede variar, sin embargo, en
función de cómo evoluciona la oferta y demanda del día. Hace una semana en esos puestos de venta ambulante se vieron, por otro lado, muchos más ceps de los que hay ahora. Un hecho que corrobora
la teoría de Juan Martínez, que augura que esta especie podría tener los días contados para reaparecer en el mes de septiembre.
El precio de venta a pie de carretera del cep es el más elevado de todas las especies ofertadas en este momento. Se venden a una media de 35 euros el kilo. De rovellons apenas se han visto aún en
estos puestos, pero sí se ha detectado una mayor presencia de buscadores de esta especie, la más popular en Catalunya, en los bosques. Los ejemplares están escondidos y muy dispersos, pero los
seteros más expertos han vuelto a casa con botines que pasan de los dos kilos, lo que consideran todo un éxito para estas fechas.
Otro hecho que convierte en excepcional la campaña de este año es la coincidencia de especies, en verano, que son propias de la primavera y el otoño. Las copiosas lluvias caídas en julio han
propiciado la reaparición en pleno mes de agosto de carreretes, una especie que nace en las praderas en mayo y junio así como el adelanto del nacimiento de ceps y rovellons, que no suelen salir
hasta bien entrado septiembre y octubre. Esto ha propiciado que en los cestos de algunos buscadores se mezclara una combinación de setas de diferentes estaciones, pocas veces vista, tal y como
constata el experto en micología del Centre Tecnològic Forestal de Catalunya, Juan Martínez.
¿La aparición de estas setas a principios de agosto es el anuncio de una excepcional campaña? Juan Martínez responde que ahora mismo es imposible avanzar ninguna predicción. Suelen hacerse a
finales de agosto. Y podría pasar que, a pesar de este estreno tan temprano, "la campaña fuese un desastre si de aquí a finales de agosto hace mucho calor y no vuelve a llover", indica Juan
Martínez. Las copiosas lluvias caídas en julio y los primeros meses de agosto en los bosques de Catalunya no son, pues, ninguna garantía de una buena futura temporada. Aunque las cosas, matiza
Martínez, "apuntan bien, pues ahora mismo hay mucha más reserva de agua en el suelo de la que teníamos el año pasado para estas mismas fechas".
El gran desembarco de boletaires en las comarcas de montaña se espera, sin embargo, para septiembre si las predicciones de este experto se cumplen.
Y como pasa cada temporada, en estas fechas vuelve a plantearse en algunos municipios la posibilidad de controlar el acceso a sus bosques de los buscadores. El pueblo de Biasca, cerca de
Llavorsí, se propone, por ejemplo, vetar el accesos de los vehículos a los bosques para evitar los daños que cada otoño ocasionan esos coches en las pistas forestales. Así que los boletaires
tendrán que andar.
Escribir comentario